Este es mi primer artículo en más que dos meses. Y el primero que escribo en español. Debido a estas circunstancias especiales, claro que lo voy a dedicar a la cosa más hermosa que existe en el mundo… ¡El fútbol!
Tengo doce años viviendo en este hermoso país, y todo el tiempo tengo viviendo en la sultana del norte. Desde el inicio le voy a los Tigres de la Universidad Autónoma de Nuevo León, y como la ciudad está dividida entre Rayados y Tigres, todo el tiempo la gente me pregunta: Marco, ¿por qué le vas a los Tigres? En este artículo les escribo la historia.
Nací en la ciudad de Siegen, Alemania, y fui a la primaria en los últimos años de los ochentas. En el 1988, Alemania fue sede de la Eurocopa, y yo había terminado segundo grado de primaria. Era el tiempo para escoger un equipo. Por las figuras de la selección, y por geografía, mi elección estaba limitado al Bayern München, Werder Bremen, 1. FC Köln y Borussia Dortmund. Como me gustó el estilo de juego de Pierre Littbarski, y el ambiente en el estadio estaba bonito, igual el uniforme rojiblanco, me fui con el equipo del Colonia.
En el 1990 mis papás me llevaron a mi primer partido en el estadio. Y fue todo un éxito, un retundo 2-0 contra el Hamburgo, en lo que fue el último partido de Thomas Hässler con Colonia antes de ir con la Juventus. En este tiempo, Colonia fue uno de los grandes de Alemania, primer campeón en el 1964 y bicampeón de liga y copa en el 1978, constante referente en la selección.
Desde entonces he ido a muchos partidos en el estadio de Colonia, a solo una hora de Siegen. Es una hermosa ciudad, les recomiendo una visita. Pero este no es el punto. ¿Cómo me hizo llegar todo esto a los Tigres de México, y no a los Rayados, Chivas o el América?
Pues en el 2001 participé en un intercambio, y visité dos partidos en Monterrey. Uno fue el Tigres contra Cruz Azul. La máquina iba ganando 0-2, pero los Tigres mostraron garra, y le dieron vuelta para ganar 3-2. La afición nunca dejaba de alentar, ni perdiendo por dos goles. Otro partido fue el de Monterrey contra Atlante, quedaba 2-2. Me di cuenta que con los goles en contra se apagó la afición, cosa que no vi en el volcán. Esto me recordaba del Colonia, donde a pesar del marcador y la tabla, la fiesta no se acaba.
Desde entonces, de lejos, seguía a los Tigres- Aparte de lo mencionado, tanto el Colonia como los Tigres, tenían su mejor época entre el 1978 y el 1982, y contaban con dos campeonatos. El ambiente en el estadio siempre era ejemplar, ni los rivales locales podían con esto. Yo me identifiqué con esto, y hasta un amigo de Alemania, que va al Schalke, en otro viaje a México me exijo una playera de los Tigres.
En 2007, después de terminar mi carrera, por fin me mudé a Monterrey, ya con mis playeras de Tigres bien puestas. Y fue una época de mucho sufrimiento. Los Tigres estaban peleando el descenso, cambiando los técnicos como otros sus calzones. Al inicio los Rayados iban igual de malos, pero encontraron su Midas y con él dos campeonatos en 2009 y 2010. En este tiempo la gente más que nunca me cuestionó, porque no le iba la más grande de Nuevo León, pero yo seguía convencido que justo así fue.
Llegó el título del 2011 contra Santos, el primero en 29 años, y grité los goles como loco, aunque fuera en mi casa por falta de abono. Mis hijos lo vivieron conmigo, eran chiquitos, de 6 y 4 años. Pero yo corría como loco, solo con playera, por las calles nubladas de mi colonia, sin importar el frío, la llovizna y las nubes. Demasiado emocionantes eran los goles de Mancigol, Danilinho, y el hilo perdido Pulido. Ni tenía idea de lo importante de lo que iba a ser este mes de diciembre.
Se retiraron varios ídolos y todo parecía que la cuenta con el rival local iba a quedar en 3-4. Llegó el 14 de diciembre del 2014, cumpleaños 7 de mi hijo, y la anhelada cuarta estrella estuvo muy cerca, en su cumpleaños, con varios Tigres y Aguilas presentes. Pero la falta de disciplina, y un árbitro sin piedad lo negaron.
En el 2015, por fin le llevé a mi hijo al estadio por primera vez en su vida. Fue un 2-1 contra Chivas, el equipo de mi esposa e hija, y desde entonces él quedó muy fan por Gerardo Lugo. No lo culpo, fue un verdadero golazo en frente de nuestras narices. Les trajimos a las mujeres su playera de Chivas, pero solamente mi esposa iba a quedarse fiel a las Chivas rayadas.
Llegó la final contra Pumas. La vimos otra vez en casa, con vecinos. Todos estábamos de nervios, parecía cosa segura, pero los goles en contra cayeron en los momentos más inoportunos. Pero estaba Gignac en la cancha, les gustó a mis mujeres por guapo, y a mí por matón ante la portería. Y en penales, nunca había duda, mis Tigres se vieron tan seguros que tenía que ser la cuarta estrella.
En el torneo el Clausura 2016, era el momento de quitarse la espina de liguillas contra el veciono. Pero dos factores pesaron… Un partido de ida en casa donde los Rayados aprovecharon las oportunidades mejor, y un partido de vuelta con mucha garra, con una dupla genial entre Sobis y Gignac, pero el árbitro quiso ayudar. En fin, ninguno de los penkales entró y al final otra vez se perdió. El Tuca estaba convencido que se la pagó al árbitro, y no me quería quedar atrás.
Un año después, otra ve en diciembre, la final contra las odiadas águilas del América (sorry, pero son lo mismo que el Bayern en Alemania, un equipo que no sabe perder sin afición de verdad), la cuestión era lo siguiente: Le pesa más a Tigres a inactividad, o al América el cansancio del mundial de clubes. Resultó que las dos cosas. Mientas Tigres tardaba en entrar en su ritmo, con el tempo el América se cansó.
Cuando ya casi todo estaba perdido, en el último minuto, hasta con Nahuel en media cancha, llegó el mejor centro de Damm, el gol de Dueñas, y lo que seguramente era mi gol más emocionante en todo el tiempo siguiendo a Tigres. El partido se fue a penales, y otra vez Tigres mostró su seguridad en las mismas. La quinta estrella llegó, el más campeón de Nuevo León.
Siguiente torneo, y por fin que dió la revanca contra Rayados en luguilla. Y de qué manera!!! El 6-1 estaba lleno de golazos, y hasta justo fue el marcador, tanta superioridad se mostró en la cancha. Quisiera decir que soy el extranjero más Tigre del mundo, pero para ser sincero, Gignac me quita este título! Que manera de callr los vecino con goles!
En este tiempo me iba a comprar la playera con cinco estrellas, pero estaba muy convencido que habría más muy pronto, así me esperé. Y ya en la siguiente final estaba presente Tigres otra vez, y la verdad, Chivas contó con su árbitro de cajón. Tigres jugó muy bien hasta la final, y en la misma no tanto, pero quedó un sabor amargo. En esta ocasión no iba a ser, pero yo quería mi camiseta con seis estrellas. Y qué bien que me quedé esperando…
Orta vez diciembre. ¡¡¡LA FINAL REGIA!!! La ida me tocó en la posada del colegio, en pantalla grande. Los Rayados tomaron ventaja, riéndose primero, pero qué clase de gol metió Enner Valencia! ¡¡¡Qué productos de gallina!!! Todo quedaba para la vuelta. Otra vez en mi casa. Otra vez con carne asada. Otra vez con frío, pero sin quitarme la playera de Tigres. El gol temprano de Rayados subió los nervios, pero no me la quitaba.
El resto es historia… Vargas anota con mucha cooperación del portero Rayado, Meza hace el partido de su vida, tanto en la defensa como anotando el gol de la victoria, y la defensa resista todos lo ataques de los Rayados, incluso un penal regaladísimo. La primera final regia, la sexta estrella, y el 10 de diciembre son de Tigres por siempre!
Aquí hago un paréntesis, porque en lo que iba el inicio del 2017 fuimos al estadio varias veces, aprovechando las oportunidades que no ofrecía el primer equipo. Nos fuimos a la Concachampions, un sufrido, pero al final retundo 3-1 contra el Herediano, esta vez con toda la familia, y todos, incluyendo mis Chivas, pidieron volver al estadio. Aprovechamos para ver un 7-0 del equipo femenil contra el Querétaro, y volvimos cuando mi mamá nos visitó desde Alemania, contra Chivas, aunque fue lo que hasta la fecha era la última vencida del año futbolístico. Pero todo esto no importó, lo importante es que mi hija ya se hizo Tigre. Entre las actuaciones de Akemi Yokoyama en la defensa, los centros de Jaqueline Ovalle y los goles de Belén Cruz, ya no podía resistir ella, y toda la familia se hizo fan.
El año 2018 es para el olvido para el equipo varonil, como consolidación quedan el titulo Champions Cup, primer título internacional, pero a un solo partido, y el campeonato de goleo de Gignac. Ah, y mi nueva playera con seis estrellas y el nombre y número de Gignac, esto ya no podía faltar.
El equipo femenil por el otro lado, repitió la hazaña y ganó su campeonato en el estadio al lado de La Pastora, y está en la final otra vez, en esta ocasión contra el América. Y si todo sale como queremos, ahí estaremos el día 15 de diciembre, un día después del cumpleaños 11 de mi hijo, para alentar este gran equipo.
No importa si gana o pierde. Seguir a Tigres ha sido tan bonito en estos años, el ambiente en el estadio es verdaderamente incomparable.
Pero estoy seguro que el equipo femenil pueda levantar otra copa. Por nada cambio este equipo por otro, pase lo que pase! Me quedé sin voz en cada uno de los campeonatos, también en los finales perdidos. Valió la pena pasar por los tiempos difíciles, y no cegarme por unos éxitos puntuales de los vecinos. No importa lo que traiga el futuro, ser Tigre es lo máximo!
P.D.: De igual manera le sigo al Colonia. El amor a la playera no se quita nunca! Y al rival se le respeta. Suerte en esta liguilla a Rayados, que la copa que quede en Nuevo León!